La nueva solidaridad impera en el Colegio
Después de tanto hablar de “la nueva normalidad” a la que no acabamos de habituarnos, a la que nos resistimos y con la que nos conformamos… Vamos a hablar hoy de la “Nueva Solidaridad” que esta ha provocado.
Aunque expliquemos e incorporemos en nuestra rutina diaria la Regla de las 3 M: mascarilla, manos y metro y medio, es algo que nos resulta ajeno a nuestra manera de ser y entender la vida, a nuestra manera de socializar y convivir.
Como siempre, la capacidad de adaptación de los niños ante situaciones diversas suele ser mayor que la de los adultos. En esta ocasión no es una excepción. ¡Cuánto tenemos que aprender de nuestros alumnos! Yo hablo de mis niños de 4º Educación Primaria, pero estoy segura de que los demás profesores pensarán lo mismo de los suyos, sean de la edad que sean.
Lo que les pedimos este curso escolar va en contra de su propia naturaleza. Ellos necesitan relacionarse de forma física y emocional. Necesitan jugar, abrazar, trabajar en grupo, compartir sus cosas… Y les estamos pidiendo distancia social, individualismo, reducción de los afectos, sedentarismo… ¡Es un gran sacrificio!, pero son un ejemplo a seguir en el cumplimiento de estas absurdas (desde el punto de vista infantil) normas impuestas.
Es digno de observación cada cosa que hacen: las mascarillas puestas más de cinco horas seguidas, el uso del gel antes y después de cada entrada y salida de clase, la fila por orden de lista y guardando distancia con otras clases, el trabajo en clase cada uno en su mesa, el desayuno en el patio como si estuvieran sentados en un tren y tantos, tantos pequeños detalles.
Todo lo que hacen no tendría sentido si no lo hicieran desde el espíritu solidario que sí han captado. Mi mascarilla, mi higiene y mi distancia no me protegen a mí; protegen a mi compañero, a mi amigo, a mi profe, al PRÓJIMO.
Gracias a todos los alumnos del Colegio Santa Ana de Sevilla que están siendo SOLIDARIOS en tiempos de “nueva y extraña normalidad”.
Redactora: Profª. Dña. María Ángeles Gómez Cid.